Jackson Guitar

domingo, 18 de octubre de 2015

El despertar

Ya ha entrado la luz matinal por la persiana bajada, que no parece hacer mucho efecto.

Son las 11:20, abro los ojos, me pongo boca arriba y apoyo un brazo en mi frente. Sé que hoy no va a ser un buen día, más bien un día nefasto, como lo ha venido siendo tanto tiempo. Me siento asqueado, el mundo en su mayoría sigue en su rumbo despreciable. Pocas personas hay despiertas aún siendo mediodía, habiendo una luz cegadora y un ruido ensordecedor. El coma.

Salgo a la calle y veo un montón de gente tumbada en el suelo, con una cómoda almohada, un edredón y telarañas. Todo un capullo de seda rodeándolos, tapándoles incluso los ojos, los oídos y la boca, aunque se les intuye una sonrisa de sueño plácido, como en los anuncios. Hipocresía.

De vez en cuando me encuentro alguna telaraña rajada, incluso varias quemadas. A veces hasta me encuentro con alguna que otra persona en el acto. A esos les sonrío, me dejan buen sabor de boca. Lástima que aún no sean suficientes. Sonambulismo.

Ver la televisión es más venenoso que beber cianuro y respirar cloro y más dañino que bañarse en ácido sulfúrico. Ir a clase últimamente está entre las cosas más beneficiosas que te pueden pasar, es una constante revelación. Madrugada.

Nacionalismos, supremacía, conservadurismo, intolerancia, racismo, sexismo, discriminación, maltrato, represión, mentiras, verdades a medias, ocultación de información, precariedad, contaminación, si dudas es que eres demasiado escéptico, si defiendes tus derechos y los de los tuyos te llevan a juicio, si te quejas en las calles porque ya no queda otra forma de ser escuchado eres un criminal, si usas energías renovables porque los precios están demasiado altos te hacen pagar, aún no se fomentan los coches de hidrógeno, la filosofía se hará opcional... Pesadilla.

Jóvenes, frescura, criterio, lucidez, acción, inconformismo, lucha, futuro, justicia, muchos siguen encadenados, otros ya han salido de la caverna y no quieren volver a ella. Suena el despertador.

Últimamente mi cabeza es un hervidero de preguntas, reflexiones e indignación. Me frustra saber que hay mucha gente teniendo pesadillas mientras muchos otros siguen soñando en sus capullos de seda, inconscientes, despreocupados, sin hacer absolutamente nada. Me siento demasiado despejado para un mundo al que le cuesta que llegue el amanecer, demasiado perezoso, "oye, es hora de despertar, ya está saliendo el Sol", "ay, déjame cinco minutos más...". Al menos no soy el único, pero no me conformo, demasiados días sentado en una terraza tomando café y viendo asomarse, nervioso y pensativo, una porción solar demasiado pequeña por encima de las montañas, mientras la presencia de la Luna se hace desesperante. Tantas veces se ha usado nuestro satélite como sinónimo de muerte que se lo ha tomado en serio. Amargura.

Quizá sea nuestro deber el levantar el Sol para que cada vez a más gente le entre la luz por sus persianas cerradas, que ojalá hagan el mismo poco efecto que la mía. Aún queda trabajo por hacer. Venidero despertar.

jueves, 10 de septiembre de 2015

Desorden.

Los cuerpos celestes que observemos corren al rojo en el espectro. Qué bonito es el rojo de vez en cuando, como cuando representa el desorden para algunos. Cuando es signo de que nos estamos quedando aislados quizá ya no tanto.

"- Va, haz la cama y recoge tu habitación.
- ¡Pero si no va a venir nadie!" Más desorden.

Cuando las estrellas explotan también hay desorden. Cuando algunas estrellas explotaron, se expulsaron ingentes cantidades de materia (como pasa siempre) que, bueno, en algún momento se vinieron de vacaciones por aquí, se creó nuestro sistema solar, apareció la vida en la Tierra y, con el paso del tiempo, por evolución salimos nosotros para tocar un poco los huevos.

Y, joder, ¡si la liamos pardísima!

Hasta niveles preocupantes.

¿Hasta qué punto un mechón rebelde merece ese adjetivo? ¿Hasta qué punto una habitación puede considerarse desordenada? ¿Y unas ideas? Quizá están más ordenadas de lo que se cree.

Otra cosa, ¿no es un poco frío el orden excesivo? Imagina una estantería con los libros perfectamente verticales, todos y cada uno de ellos, o un grupo completamente cuadriculado de gente recta mirando al frente. O el mismo orden, ¿no es un poco agobiante? ¿No sientes ganas de hacer un poquito lo que te venga en gana sin que se vea mal?

Por eso he adoptado un poquito de desorden. Si el mismo Universo se desordena, ¿por qué no íbamos a poder hacerlo también nosotros?

Aunque... ¿Cuál es el límite? O sea, podemos imaginar insectos revoloteando frenéticamente o ver gente huyendo de una amenaza en la televisión, ¿pero cuál es el límite del desorden a nuestro favor? ¿O hasta qué punto lo apreciamos? Las revoluciones nos pueden parecer algo bueno o algo malo, por eso lo digo, ¿las revoluciones no han sido desorden respecto al orden establecido? ¿Ser un poco rebelde no es ir un poco en contra del orden? ¿A caso eso significa ser desordenado?

Este mismo texto es un poco desordenado, pero es que primero ha llovido y ahora hace sol, primero no hacía día de salir por lo que he cancelado planes y ahora no cae ni una sola gota de lluvia.

Por eso no quiero que me queráis ahora, probad otro día que esté menos desordenado.

Y poneos una camiseta roja, llama la atención.

Y cuando estemos demasiado aislados en el Universo (si es que aún existimos), echadle la culpa al desorden.

sábado, 5 de septiembre de 2015

Saturación

Hola.

Bueno, primero de todo quería decir que hoy no he venido a explicar nada bonito, he venido a quejarme y lo hago por desahogarme un poco.

Hace tiempo me gustaba que se respirase amor juvenil, enterarme de que tal y cual fueron a hacer tal cosa juntos, que se dedicasen frases bonitas, leer textos de desamor sacados de libros, de esos que se leen mucho por las redes sociales, pero algo ha cambiado.

Últimamente estoy muy frío, me canso rápido de tanta palabrería pastelosa, de fotos de parejas tumbadas y acariciándose, de pasión, de amor.

Últimamente solo me importo yo, mi familia, ver y hablar con mis amigos, mi música, mis caminatas, mis reflexiones, mis caras serias frente al espejo, mis fotos, mi rutina de ejercicio, mi semblante asqueado, mis intereses, mi guitarra y mis mascotas.

Me habéis saturado de películas románticas, de miedo a no ligar por llevar brackets, de amores imposibles, de soles que mueren cada noche para dejar vivir a la Luna, de poemas que hasta yo mismo he escrito, de tristeza, de rupturas, de cortes en los brazos, de cigarrillos y bebida para olvidar y de más cosas que encuentro cada vez que enciendo la pantalla del ordenador o del móvil.

¿Que se me ha acabado la pila del amor? Pues yo qué sé, quizá sí. Quizá solo es una racha y luego vuelvo a ser el romántico que era antes, quizá me quedo así por siempre, quizá me enamoro otra vez pero no a vuestra manera barroca. No lo sé, ¿qué puta mierda sé?

Ya me he asqueado suficiente, hasta otra.

jueves, 6 de agosto de 2015

El plaer de caminar.

Aquesta tarda he agafat una motxilla
amb una ampolla d'aigua,
la meua música i la meua cara mústiga
i he anat al bosc.

Sense un rumb fix he començat a caminar,
fixant-me en els arbres i els detalls de les fulles,
en els talls i perfils dels murs de pissarra
i en els colors que desprèn ma estimada naturalesa.

Havent pres el camí de Can Coll
vaig decidir investigar una mica,
endinsar-me en passatges que anaven enlloc,
i sentir-me cada cop una mica més lliure.

Hi ha rierols i petits estanys,
ponts fets de branques, amagatalls naturals,
potser em miraven uns ulls de bestiola
que de nit sortirà a buscar-se el menjar.

He vist troncs alçar-se fins al cel
i fulles i sorra vestir les arrels.
Tinc enveja dels esquirols i senglars,
tant de bo en sigués un si em pogués reencarnar.

Una cova m'anuncià el final,
ja era hora de tornar a casa,
li vaig donar un glop a l'ampolla
i amb el Sol a l'esquena vaig fer mitja volta.

Vaig arribar amb l'ampolla buida,
sense energia als meus dipòsits,
amb les cames feixugues
i ben esgotat,

però amb l'ànima ben plena,
sense la meua cara mústiga,
amb bons records
i ganes de tornar.

sábado, 1 de agosto de 2015

Depravación

Un día me desperté con un dolor de cabeza tan fuerte que no pude ni abrir los ojos instantáneamente, peor que cuando una noche te pasas con la bebida y te levantas con una resaca mortal. Lo extraño es que no me lo explicaba, no recordaba haber bebido nada aquella noche, ¡si me quedé en casa y a la una ya estaba en la cama! No sé, el caso es que en cuanto pude hacer algo a parte de cagarme en Dios me di cuenta que no estaba donde tenía que estar. Estaba en una habitación con paredes blancas y había una luz muy fría, así que era imposible que estuviese en casa. Entonces me entró miedo, muchísimo miedo, y me levanté de repente con los ojos abiertos como un búho con la esperanza de reconocer algo familiar.

Desde luego que lo encontré, pero de verlo en series policíacas. ¿Qué coño hacía en un calabozo de la comisaría con un guardia mirándome fijamente?

- Perdone, ¿qué hago aquí? -irremediablemente le pregunté, pues no sabía qué pintaba yo en ese sitio.
Al principio me miró algo sorprendido -no tanto como yo-, pero después de ver mi cara de total incredulidad me respondió.

- Está usted detenido por parricidio.

- ¿Que yo qué? No, no, no, oiga, en serio, no sé qué hago aquí.

- Vaya, otro que se hace pasar por inocente, ¡qué típico!

- Se lo digo de verdad, no sé por qué estoy encerrado en una celda.

- Bueno, pues ahora mismo me encargaré de que le trabaje un poco la memoria.

Estuve cosa de dos minutos solo, esperando a que el guardia volviera. En ese tiempo la cabeza me iba a mil por hora, buscando en todo registro de mi cerebro lo que hice aquella noche, pero nada, solamente recordaba el haberme ido a dormir, me sentía más impotente que nunca.

Transcurrido el par de minutos, el guardia volvió con el que tenía pinta de ser el inspector, quien me pasó un archivo por entre los barrotes.

- Soy el inspector Jaime Martínez, ése es el archivo de su caso, ábralo. -me dijo muy fríamente, me dejó perplejo por el aura de autoridad que desprendía. Lo abrí sin más dilación y encontré primero unas fotografías de mi mujer y mis dos hijos junto a cierta información. Pasé de página y...

- ¡Ah, joder! ¿Qué coño es esto? -parecían portadas de discos de goregrind, tripas fuera de su sitio, sangre, carne machacada, cráneos destrozados... Pero había una en especial que hizo que me diese un vuelco el corazón. Se me debió reflejar en la cara porque inmediatamente Jaime empezó a hablar.

- "Eso" de ahí es su familia, o al menos lo que quedó de ella.

- Qu... ¿Qué...? ¿Qué hago sentado en la mesa del comedor y...? ¿Qué es todo esto?

- ¿Prefiere que se lo cuente yo o que le enseñe el detallado documental que usted mismo grabó en el transcurso de la masacre?

Estaba atónito y sentía unas insufribles ganas de vomitar, además de no poder creerme lo que acababa de decir el inspector.

- Visto lo visto, lo mejor será que empiece. Esta madrugada, cosa de las 4:00 llegó usted con un USB, pintas de estar bajo los efectos de alguna sustancia estupefaciente y con la ropa completamente manchada de sangre, repitiendo una y otra vez que venía a entregarse por el asesinato de su mujer y sus dos hijos y que proporcionaría una confesión completa y detallada de lo ocurrido. Ante tal escenario, los recepcionistas me avisaron y le llevamos hasta la sala de interrogatorios. Allí nos dio el USB que llevaba, nos dijo que visualizáramos los vídeos que había grabado y mientras tanto nos contó lo que hizo. Creo que sería conveniente que usted mismo los viese.

- Esto es surrealista...

- Espero que le repulsa lo mismo que a nosotros, aunque en la grabación parece estar disfrutando de lo lindo.

No me quedaba otra que ver los supuestos vídeos que dijeron que grabé, la sola idea de haber ejecutado tal carnicería y de estar a punto de verla con mis propios ojos me hizo pensar inevitablemente que era un puto monstruo asqueroso, repulsivo y vomitivo, una aberración inhumana, despreciable y mísera, digna de que la apaleasen hasta desintegrar sus huesos, así que con mis esperanzas de que todo eso fuese una farsa por los suelos, me dispuse a ver las grabaciones junto a los agentes.

Empezó estando yo en pijama con cara de completo psicótico, creo que intentando colocar la cámara en la cinta que después me pondría en la cabeza, como solía hacer para que todo se viese mejor en primerísima persona -ese día no me alegré de mi costumbre-. Seguidamente fui a encender el estéreo y puse el Chapters of Repugnance de Defeated Sanity -qué oportuno- a un volumen elevado, pero sin riesgo de que la vecindad llegase a escucharlo. Entonces se despertó mi mujer, vino preguntando que qué hacía a esas horas poniendo música y vi cómo le daba un puñetazo que me dolió hasta a mí. Cuando se giró tenía la nariz y la boca sangrando, intentó inútilmente pegarme, la cogí del brazo, la estampé contra la pared y quedó completamente inconsciente.

Después de ver eso, de tener los huevos como corbata y los ojos como platos, vi cómo me dirigía a la habitación de mis hijos, les decía que se despertasen, que tenía que darles una sorpresa. Al principio, como era de esperar, se resistieron, pero conseguí que me siguieran hasta donde estaba su madre. Cuando la vieron estirada en el suelo con un charco de sangre alrededor de su cabeza y en una posición antinatural, empezaron a sollozar y a decir "mamá" muy bajito, como cuando estás a punto de llorar. Entonces les di un golpe en las cervicales a ambos y cayeron también inconscientes al lado de mi ya no-mujer.

- Oiga, señor, ya es suficiente, ya les creo, no quiero ver nada más.

- Va a verlo hasta el final, que sepa de la pasta que está hecho.

Luego los arrastré hasta el comedor como si de sacos se tratase, fui a la cocina a coger cubiertos y cuchillos que no habría llegado a usar ni tres veces en mi vida y volví con ellos. Me puse a hacer la mesa, saqué las copas y el cava que nos regalaron en nuestra boda y, después de anunciar "bon appétit!", empecé con la puesta en práctica de la brutalidad aberrante de la que luego salieron las fotos.

Tras una hora de una carnicería completamente anormal, bestial y depravada, me cambió el chip y empecé a demostrar una habilidad insólita con el juego de cuchillos, haciendo virguerías con estos y lo que ya no reconocía como mi familia.

De este episodio de sibaritismo salieron unos platos que perfectamente podrían haber sido los de un restaurante de cinco estrellas. Tras servir a los invitados la cata de sí mismos, fui a buscar el trípode, le acoplé la Canon y saqué la foto que tanto me había perturbado. Después de eso, me quité la cámara que llevaba en la cabeza, me enfoqué, dije "et c'est fini!" y sonreí.

Tanto la grabación como mi respiración se cortaron al unísono. Mientras Jaime y el guardia que le acompañaba sacaban el USB de su ordenador y recitaban de memoria el discurso que todos hemos oído en las series de televisión, yo miraba fijamente y perdido la pantalla, seguramente con cara inexpresiva, recordando la sonrisa que yo mismo me había dedicado y todas las imágenes macabras que había presenciado.

En esos momentos me sentí extraño.

- Ha pasado usted por un brote psicótico estando sonámbulo, se le llevará a un psiquiatra para que busque un método de prevenir futuros episodios como éste, pero no ponga esperanzas en salir de prisión en su vida.

Me sentí como que no debía pertenecer a este mundo.

- Con muchísima suerte, que de todos modos lo dudo, se llegará a un acuerdo si el psiquiatra ve que mejora muy favorablemente y quizá entonces le den la libertad condicional. Nos vemos en los juzgados.

Me sentí mejor que nunca.

viernes, 26 de junio de 2015

El tiempo.

Me sentís, me veis corriendo,
a veces paso tortuosamente lento.
Tumba de faraones, sepulcro de estrellas,
límite que tienen las facciones más bellas.
Omnipotente, creo a la par que destruyo,
quien cava tu tumba y entierra tu mundo.
Testigo infinito de futuros y ancestros,
de padres e hijos, pupilos, maestros.
Soy Dios inmortal, mi reino es abominable,
desperdíciame y te sentirás culpable.
Aquél del que pedís siempre una parte,
para ello entonces deberéis enamorarme.
Cuando me canse de ti iré con la daga al cuello.
Fulminante como el que más, no verás más un destello.


martes, 16 de junio de 2015

Al fin solos tú y yo

Al fin solos tú y yo,
cuánto tiempo esperando este momento,
ese en el cual los dos nos unimos,
en el que puedo contemplarte en todo tu esplendor,

que podemos ser uno, siendo dos.

Explorar cada uno de tus rincones,
caminar por cada uno de tus lunares,
deleitarme con tus regiones del todo, de la nada,
sentir que con todo tu cuerpo me abrazas.

Cuando te miro a los ojos
y descubro tus más maravillosas formas
me convenzo una vez más de lo afortunado que soy,
que no hay nada comparable aún y en su esplendor.

Ojalá acurrucarme contigo
en un lugar del que no escapar jamás,
pero si no podemos escondernos
que podamos más lejos viajar.
Un billete de ida a la locura y el sinsentido,
a la pasión, al infinito,
se me derrite el corazón de imaginar todo eso contigo.

Soy dos caras de una moneda, amor,
coexistiendo y cohesionado,
cuando me miras estoy siendo yo
y a oscuras soy un misterio aún enterrado.

Ahora soy capaz de bajarte la Luna, mil estrellas,
me siento con poder de rendirlo todo a tus pies.
Quizá nunca conozca tus infinitas caras,
ni los misterios que tímidamente escondes,
pero tenemos la eternidad por delante, cielo.

Al fin solos tú y yo, 

Universo...

sábado, 18 de abril de 2015

Se perdió mirando la Luna.

Érase un día una medianoche de estío, 
Morfeo no llegó a presentarse en mi asilo.

Pensando entonces en lo hecho esa jornada 
una risilla se escuchó en mi ventana.


Dije "Bueno, será cualquiera de la calle", 
pero mi nombre resonó en alguna parte.

Pensé, entonces, que alguien me llamaba 
pero en un rato no volví a escuchar nada.


Así pues, intenté conciliar la calma, 
mas ese alguien reclamó mi atención. 
Esta vez fui directo a la ventana, 
no creeréis quién fue quien me reclamó.


Era la Luna.

No tenía ojos, 
pero su mirada fijó directa en la mía. 
No tenía labios, 
pero su sonrisa se esculpió perfecta y tímida.

Jamás presencié algo tan abstracto, 
no encajaba en las dimensiones que conocía.


Me dijo, pícara, si quería hablar con ella. 
Al asentir me invitó a dejar este lugar.

Tan inocente pensé que salía de casa, 
pero todo cambió después de parpadear. 

Me sentí asustado al reconocer los planetas, 
que no era mi puerta lo que tenía detrás.

Encontré un árbol tristón al volver la cabeza, 
con pétalos blancos como el lino, el azahar.


El tronco, prominente y de tonos grisáceos, 
resguardaba una jovenzuela en sus brazos.

Me miró y reconocí esa presencia extraña. 
"Tengo frío" me dijo, y fui a arroparla.


Me contó que se perdió mirando la Luna, 
surcando sus mares de cráteres y dunas, 
que cuando se vio aquí le surgieron las dudas, 
que se refugió aquí de la cruel guerra inmunda.


Desconcertado, le pregunté qué era este sitio, 
se arropó más a mí y me susurró al oído.


Me confesó que era un lugar místico, mágico, 
donde muchas personas se perdieron mirando, 
al que los ojos anhelantes permitían acceso, 
en el que el dolor se perdía, dando paso al consuelo.


Se apoyó en mi hombro al acabar de relatar, 
y pronto vi mi piel empezarse a evaporar. 
Se fundió con sus cabellos rubios, casi albos, 
y sentí que no sentía frío ni calor.


Pronto relacioné su historia y los hechos. 

Nunca imaginé esto como algo tan bello.


Me prestó su catalejo y apunté hacia mi ventana. 
Me vi tumbado, pálido y con ojos que me miraban.


Pero no me miraban.

Se posaban en el árbol en el que me apoyaba.


Era la Luna que se había llevado mi alma. 

sábado, 7 de febrero de 2015

Día 5

Hola.

Bueno, hoy haría un año desde que, en esa cafetería de Barcelona resguardada de la multitud, tomándonos un chocolate suizo con churros un viernes tranquilo después de clase, te pedí salir, algo de lo que nunca me arrepentiré.

Sólo quería agradecerte una vez más que hayas estado en mi vida durante seis, ocho, diez meses (no sé desde cuándo empezar a contar) y decirte que eres una preciosidad, encanto y belleza de persona, que nunca dejarás de serlo para mí, que lo siento por haber sido un completo estúpido cuando lo he sido y que te mereces todo y más.

Nuevamente no sé si leerás esto, o si cuando mires la fecha de hoy en el calendario te vendrá algún recuerdo a la mente, yo es que tengo demasiada memoria a veces.

En fin, me despido que tengo cosas que hacer.

Hasta otra.

sábado, 24 de enero de 2015

Tiempo

POR FIN.

Por fin puedo decir que tengo un fin de semana libre. Vale, no lo tengo del tooodo libre pero prácticamente sí.

Bueno, pues hoy simplemente quisiera dedicarle unas líneas a este preciado regalo.

Vivan los suspiros de "joder, por fin he acabado la faena". Vivan los ratos de quedarte inmóvil mirando la nada, sin prisa, pensando. Viva el poder comer despacio por no tener que salir corriendo a hacer nada. Viva el escuchar tu disco preferido de principio a fin, analizarlo, disfrutarlo, captar todas sus sutilezas, hacerlo todavía más tuyo. Viva el quedarte contemplando la vista desde tu ventana nada más levantarte. Viva el poder estar el rato que quieras mimando a tus mascotas y jugando con ellas. Viva el poder pasar toda una mañana o una tarde tocando un instrumento después de tiempo sin hacerlo. Viva el poder curiosear sobre temas que te interesan, abriendo mil pestañas en Internet o mil páginas de un libro. Viva el quedarte largo rato despierto pensando en la cama sin la obligación de dormirte en seguida para madrugar al día siguiente. Viva el reflexionar sobre ti mismo y conocerte más. Viva el hacerse preguntas sin respuesta. Viva el ver que tienes un día sin faena en la agenda. Viva el tardar media hora en despejarse por las mañanas. Viva el dar todas las vueltas que quieras en la cama hasta que te decidas a levantarte. Viva el irte a dormir sabiendo que hoy has hecho lo que te ha dado la real gana.

En fin, ¡viva el tiempo libre!