Jackson Guitar

sábado, 28 de mayo de 2016

Inspírala.

Ay, mar.
Cómo me gustan todas y cada una de tus olas,
sean grandes o pequeñas,
choquen contra acantilados o hagan balancear mi barca.

¿Y los peces que asoman a tu superficie?
Esos que se dejan ver en más de una ocasión,
que tímidamente guardas para tus adentros,
pero que son tú y por eso te hacen más alegre aún.

Qué bonito es pasar la mano y notarlos por mis yemas.

También el rumor de tu movimiento,
que de cada sonido emanan melodías
que esconden el arte que tienes aprendido,
ese de la vida y sus estructuras.

Cuando dejas ver tus profundidades oscuras,
aquellas que oprimen el pecho, te comprendo.
Pero forzosamente llegan los corales,
que si eres vida, eres altibajos, mareas y calmas.

A todo esto, mar,
debo contarte que tienes homóloga en persona,
que sus olas son curvas,
sus peces son manchas,
sus rumores, su voz;
y su abismo, sus inseguridades;
que ojalá os conocierais un día en verano
y volviera a sus tierras vestida de coral,
que este marinero en su barca la ayudase a subir de la zona abisal,
o que ella,
con el ímpetu de su oleaje,
lo hiciera.

Mar,
inspírala.

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